Cuando escuchamos la palabra
“contaminación” lo primero que denota en nuestra mente son imágenes del aguas
negras producidas por fábricas que desemboca en ríos y arroyos, también
pensamos en nuestras calles tapizadas de basura, por decir
ejemplos, pero la contaminación, nos
rodea y va más allá de lo que pensamos y mucho menos de lo que imaginamos.
En esta ocasión hablaremos de un contaminante que está en
nuestro entorno pero que muy pocos se percatan de su presencia y que poco a poco nos desgasta, estamos hablando
de la contaminación acústica o contaminación sonora.
La
"contaminación acústica" se refiere al ruido que se despliega en una serie de sonido
inarticulado y confuso que impactan en el tímpano. Este tipo de contaminación que
se debe al tráfico cotidiano, a las industrias, las construcciones, obras
públicas, el bullicio de las personas, etcétera, suele darse en número muy alto
en las ciudades industrializadas y su metrópolis, donde el estilo de vida es
diferente y hay más población que en lugares
rurales.
Técnicamente, el
ruido es un tipo de energía secundaria de los procesos o actividades que se
propaga en el ambiente en forma de ondulatoria compleja desde el foco productor
hasta el receptor a una velocidad determinada y disminuyendo su intensidad con
la distancia y el entorno físico.
Esta
contaminación paradójicamente sigilosa a su concepto, se da en cada momento de
la vida cotidiana y no se distingue como tal pero sin duda alguna nos afecta, ya que el ruido provoca en nosotros de forma instintiva
las mismas reacciones aunque con frecuencias moduladas o inhibidas por la
voluntad, lo que incrementa el nivel de estrés.
Hoy en día la
contaminación es un factor determinante para los dolores diarios de cabeza, es
un factor de estrés y falta de concentración, agregándoles que la mayoría de la
población urbana utiliza audífonos en sus celulares y más aun que lo escuchan a
alto volumen.
Hoy en día la
contaminación es un factor determinante para los dolores diarios de cabeza, es
un factor de estrés y falta de concentración, agregándoles que la mayoría de la
población urbana utiliza audífonos en sus celulares y más aun que lo escuchan a
alto volumen.
Así
podemos observar consecuencias psicológicas, físicas, sociales y económicas:
Malestar
y estrés
Trastornos
del sueño
Pérdida
de atención
Dificultad
de comunicación
Pérdida
de oído
Afecciones
cardiovasculares
Retraso
escolar
Conductas
agresivas
Dificultad
de convivencia
Costes
sanitarios
Baja
productividad
Accidentes
laborales
Pérdida
de valor de los inmuebles
Ciudades
inhóspitas
Retraso
económico y social
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Crónica
de un transeúnte.
Caminando por nuestro asqueroso centro de
monterrey, donde aflora nuestra cultura regia por doquier, en las personas,
calles, alcantarillas, cabinas telefónicas, que rebuznan de suciedad, observe
pero más que ello, escuche, raro en el epicentro de esta urbe, una, bueno mejor
dicho, varias melodías, acompañadas de frases y gritos, que buscaban mi
atención, me percate de bocinas colocadas afuera de varios locales, que aturdía han los transeúntes.
Pero
bueno, eso sonidos tocaban en armonía, en esta sinfonía anarquista que impera
en el centro, y a su principal con su músico, los camiones, si nuestro
transporte urbano, es el creador de bullicio, pero todo esto orquestado por la
mano del hombre, en un momento dado me vi bombardeado por todos estos
estruendos, intente huir de ahí pero me vi encerrado en una dimensión
desconocida con un matiz fatalista,
descubriendo que el ruido estaba presente en todo momento de mi hacer
diario.
Estos
sonidos de que forman parte de nuestras vidas pueden causar grandes daños, no
solo auditivos, sino también emocionales repercutiendo en nuestras relaciones
sociales.
Pero
que podemos hacer con estas problemáticas, y como las resolveríamos, estas las dos
cuestiones importantes que tenemos que atender antes que el estrés y la fatiga
nos atrapen y nos lleven a desesperación.
Lo mejor seria
que al escuchar música intentemos que este a un tono neutral, en lo personal
preferentemente no utilizar el claxon de los automóvil solo en ocasiones
necesarias, no alzar la voz ya que esto genera una contaminación acústica
aparte que provoca dolores intensos de cabeza, tenemos que pensar en nuestro
bienestar y el de los demás.
Gissel Alejandra Castillo Reyes 1460008
Irma Nohemi Sánchez Aranda 1495367
Carlos González Salzar 1449684
Claudia Josefina Garza Jiménez 1070209
Claudia Josefina Garza Jiménez 1070209
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