sábado, 26 de octubre de 2013

¿Respirar para VIVIR?




¿Respirar para vivir?

Al dejar de respirar, dejamos de vivir; situación que sabemos es inevitable, desde que tenemos uso de razón. Pero muy pocos nos ponemos  a pensar, qué estamos respirando; paradójicamente lo que introducimos al cuerpo a través de la respiración, acelera nuestra muerte. Esto es debido a que el aire está cada vez más contaminado, recordemos que la contaminación es un desequilibrio en el medio ambiente, que nosotros mismos ocasionamos. En este caso la emisión de sustancias tóxicas, es lo que va ensuciando cada vez más el aire; trayendo de la mano serias consecuencias, que por más que queramos no pueden pasar desapercibidas, tarde o temprano nos vemos afectados por la contaminación. 

La  actividad humana introduce en el aire sustancias contaminantes, lo que provoca alteraciones en la atmósfera, afectando principalmente a la salud humana, al clima y al desarrollo adecuado de los ecosistemas. Entre los principales contaminantes destacan: el monóxido de carbono, dióxido de carbono, plomo, ozono, óxido de nitrógeno, entre otros.


Las emisiones de muchos de los contaminantes, provienen de fuentes tales como fábricas de productos químicos, productos para limpieza, imprentas y vehículos (automóviles, camiones, autobuses y aviones). El ejemplo, a nivel individual, que contamina el ambiente y además afecta la salud de las personas es el tabaquismo. Cada vez que una persona fuma no sólo pone en riesgo su salud, sino que también la del prójimo porque contamina el aire que respiramos todos. El aire es un bien común que compartimos todos, precisamente por este motivo tenemos que aprender a valorarlo.


Al estar el aire contaminado, se produce el smog y la lluvia ácida. En altas concentraciones, el smog puede producir dificultades respiratorias. Las personas con enfermedades del corazón, del pulmón, adultos mayores y niños son quienes tienen mayor riesgo de tener problemas por este tipo de contaminación. La lluvia ácida afecta la vegetación y altera la composición química del agua de los lagos y ríos. Desde pequeñas complicaciones hasta severas y terribles enfermedades pueden ser las que se producen por medio del  aire contaminado; este causa trastornos tales como ardor en los ojos y en la nariz, irritación y picazón de la garganta. Así como también, en ocasiones las sustancias químicas que se hallan en el aire contaminado pueden producir cáncer, malformaciones congénitas, daños cerebrales y trastornos del sistema nervioso, lesiones pulmonares y de las vías respiratorias.


 ¿Qué podemos hacer al respecto? Podemos mostrar una actitud positiva ante esta problemática, si bien es cierto que esta situación es difícil de resolver, y es ridículo pensar que es posible ir y cerrar fábricas que estimulan la contaminación, también es cierto que se debe intentar controlar su avance a medida que nos sea posible, y no quedaros de brazos cruzados. Reducir el uso del automóvil, usar medios de transporte público o bicicleta y caminar constituyen una manera de ayudar a reducir la contaminación atmosférica. También es importante evitar la quema de basura y fomentar el desacuerdo hacia la tala de árboles.  Respetar los recursos naturales es fundamental y uno de los más importantes es el aire, así que es necesario aprender a respetar y cuidar del mismo. 

Por eso cada tercer jueves de noviembre, desde 1977, se conmemora el Día Internacional del Aire Puro, instituido por la Organización Mundial de la Salud, con el fin de invitar a la sociedad de forma grupal e individual a ser parte del cuidado al aire y a interesarse por mantenerlo limpio.



Victoria Lizeth limón Ruiz.
M: 1334891

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