En el periodo posmoderno nos vamos centrando cada vez más en
nosotros mismos como individuos, aislándonos lo más que podemos y olvidando
poco a poco que existen otros con los que compartimos mucho todos los días; avanzamos
constantemente y tal vez de manera inconsciente hacia el ensimismamiento, en
donde el otro, sólo representa algo, un medio que nos sirve para obtener lo que
deseamos y no un ser humano que tiene necesidades iguales a las nuestras. Todos
los días nos vamos convirtiendo en seres cada vez más egoístas, en individuos
que se concentran en su persona, en su apariencia, en su comodidad, en su
capacidad de obtener y consumir todo lo que desean sea aún si es necesario o
no.
Este estilo de vida es motivado y alentado por el medio
social en el que nos desarrollamos, por la cultura occidental de consumo y
desecho, por una incapacidad de sentirnos satisfechos solamente con lo que es
necesario para vivir. Las redes de comunicación nos bombardean y nos hacen
creer que si queremos ser felices necesitamos consumir sin parar, las redes
sociales nos esclavizan de las opiniones y aceptaciones de los demás para
sentirnos personas plenas, los medios de comunicación nos enajenan de lo
verdaderamente importante y el ritmo acelerado de la sociedad nos arrastra en
toda esta corriente sin sentido a un mundo de ilusiones y fantasías en donde lo
que importa, no es realmente importante.
Mientras todo esto pasa no nos damos cuenta que echamos mano
de todo lo que está a nuestro alcance para conseguir más y más con la esperanza
de en algún momento, sentirnos felices, no nos ponemos a pensar que aunque nos
olvidamos de los demás para pensar sólo en nosotros mismos, al final de cuentas
sólo somos una persona de las 7,046 miles de millones que viven en este planeta
y que la mayoría buscamos lo mismo, una felicidad vacía que intentamos llenar
materialmente.
La realidad es que no estamos solos y que por alguna razón
no nos queremos dar cuenta que si seguimos así nunca nada será suficiente para
sentirnos satisfechos y sin embargo sí será demasiado tarde para poder rescatar
lo que realmente importa, rescatar aquello que siempre nos ha dado pero que un
día dejara de hacerlo porque no se lo permitiremos con nuestras acciones
actuales.
La naturaleza siempre ha tratado de satisfacer nuestras
necesidades básicas y hasta las más insignificantes y menos importantes, sin
embargo llegará un punto en el que su capacidad de dar se terminará por
nuestras acciones, la hemos manipulado hasta el punto de modificar su
equilibrio, cada vez nos aceleramos más hacia su destrucción y por consiguiente
a la nuestra.
En la película Home a lo largo de casi una hora y media nos
damos cuenta como hemos maltratado y devastado tantos seres y espacios
naturales con la única finalidad de satisfacer nuestros deseos materiales, como
hemos violentado de una manera desgarradora la mayoría de los espacios de este
planeta hasta el punto de casi terminar con los recursos que nos ofrece. Cuándo
nos decidiremos realmente a cambiar nuestra forma de vivir; cuándo nos daremos
cuenta que nuestras acciones individuales tienen repercusiones mundiales, que
todo lo que hacemos afecta para bien o para mal lo que realmente importa,
aquello que es bello por sí solo, aquello que nos ofrece siempre y que lo único
que tenemos que hacer para corresponder a su bondad es respetar y cuidar;
cuánto tiempo nos falta para cambiar nuestro pensamiento o terminar con nuestra
Naturaleza.
Rosina
Ramos Contreras
Sophia
Marisol Villanueva Jiménez
Brenda
Yarely Vera Reyes
Norma
Aidee Hernández Balderas
Eliana
Abigail Compeán Delgado
No hay comentarios:
Publicar un comentario