El transitar diariamente por Monterrey y su área
metropolitana no es muy placentero, sobre todo las principales como Av.
Constitución, Morones Prieto, Gonzalitos, Feliz U. Gómez, Lázaro Cárdenas, por
mencionar algunas, suele ser estresante debido a la gran cantidad de tráfico y
ruido que se presenta, pero además del
tráfico, tenemos que lidiar con algo a lo que ya no hemos acostumbrado pero
parece ser que ignoramos completamente
“la contaminación visual”.
Contaminación
visual se define refiere: “al
abuso de ciertos elementos “no arquitectónicos” que alteran la estética, la
imagen del paisaje tanto rural como urbano, y que generan, a menudo, una sobre
estimulación visual agresiva, invasiva y simultánea.”
Estos pueden ser carteles, cables, antenas, postes y
otros elementos, que no provocan contaminación de por sí; pero por su tamaño,
orden, distribución, se convierten en agentes contaminantes.
Ahora que sabemos que es la contaminación visual, nadie
puede negar que el área metropolitana esté muy contaminada, sobre todo por los
carteles o panorámicos que se encuentran en todas las avenidas, haciendo
énfasis en esto, pareciera que falta espacio para poder poner más anuncios, incluso han optado por ponerlos
sobre los puentes, en los paraderos y más exagerado aun tapizar los camiones de
publicidad..
Sin duda le han quitado a la ciudad su atractivo, se ha
transformado en una ciudad tan fría en ese aspecto, donde difícil mente podemos
contemplar lo poco que queda de su naturalidad.
Por ejemplo, comparando un poco la ciudad de Durango,
conserva claramente su originalidad, si por ejemplo hay un Samborn’s, además de
que no pueden atentar con la construcción original, solo tiene un letrero con
el nombre de la tienda, y sobre sus avenidas echas de menos a los panorámicos.
Puedes caminar tranquilamente y mirar el cielo, cuando aquí al subir tu cabeza
ya te encontraste con “Soy totalmente, Palacio”, “Valué”, “En la vida y en la
cancha”… etc. Y ni siquiera has avanzado 100 metros.
Suena muy triste pero es la realidad, pero además no solo afectan la imagen de la ciudad, ciertos estudios confirman que los anuncios son extremadamente atractivos, y por ende, produce un alto índice de distracción. Ya sea por su diseño, color, movimiento, luz y tamaño capturan la atención de peatones y automovilistas por igual, aumentando el riesgo de accidentes. Por la noche los carteles luminosos también hacen de las suyas haciendo difícil de distinguir a las luces de los semáforos. ¿Nos damos cuenta del mal que nos hacen estos indefensos anuncios?
Nuestro Monterrey es conocido como “Ciudad de las
montañas” no nos sorprenda si un día la bautizan como la “Ciudad de los
carteles”.
Claudia
Josefina Garza Jiménez 1070209
Carlos
Abraham González Salazar
Virginia Blanco Zamarripa 1475892
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